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Desde que nuestros políticos se subieron en masa a Twitter, las precampañas parecen durar 140 años. Si no eran ya suficientemente irritantes sus ‘hashtags’ con mensajes inducidos, ahora parece haber llegado la orden de la inundación. A una hora concreta, en plan hora ‘H’, ¡agua va!, lo que produce justo el efecto contrario al que se pretende conseguir.

La mayor parte de ellos parecen ‘bots’ deshumanizados). Olvidan que a quien hay que dirigirse es al posible votante y no al afiliado.

Esta semana, el PSOE en la Diputación se lanzaba a tuitear con la etiqueta #BendodoSuspende. ¿El resultado? Decenas de entradas y retuits endogámicos con algunos datos sobre la gestión del presidente de la Diputación, algunos de ellos con más cocina que una encuesta electoral. Si uno contempla, el timeline y le sigue un poco la pista a esta estrategia concreta, el resultado es el esperado: poco o ningún retorno por parte de tuiteros aparentemente indepedientes o de fuera de la órbita socialista.

Unas horas más tarde, el PP de Málaga ponía en marcha el ‘contratuit’. Sí, #MálagaAvanza era la consigna, con la novedad de que alguien parecía haber pedido sincronizar relojes a las ocho de la tarde. Cualquiera que estuviera navegando por la red del pajarito en ese momento estuvo a punto de morir ahogado entre datos y cifras con no menos cocina que los anteriores, todos odiosamente uniformados con el mismo diseño e imágenes. Alguien les ha debido de decir que está estudiado que cuando al tuit le adjuntas una foto suele tener más ‘impresiones’. Y, hala, fondito azul para dejar escapar decenas, quizás cientos, de mensajes.

Mucho más hábil es el #AlcaldeLimpiaMálaga que, por segundo año, ha puesto en marcha el Grupo Socialista en el Ayuntamiento. ¿Por qué? Porque, se esté de acuerdo o no, que ahora no es el caso, conecta directamente con el tuitero ciudadano, que es como ellos ven al tuitero persona. La invitación a participar en dicha campaña, a aportar fotos con suciedad, es, sin duda, un gran acierto porque convierte al tuitero ciudadano en participante.

Otra etiqueta que merece especial detenimiento fue la que dedicaba una ingeniosa etiqueta a la silla vacía de Susana Díaz. Los ocho alcaldes de capitales andaluzas, todos del PP, citaron fuera de los cauces formales a la presidenta andaluza para que se reuniera con ellos y con Juanma Moreno, un acto de marketing político pelín de brocha gorda para simplemente tener una foto vacía que tuitear. El recorrido de dicha acción acababa ahí.

Tampoco son muy halagüeños los virales después del primer aniversario de Díaz al frente de la Junta.#UnañodeCambio y #AsíSí o el contrario de #SusanaNoContesta y decenas, cientos de etiquetas utilizadas a destajo y que crean la misma agresividad en el ‘timeline’ como cuando una compañía te llena el mail de promociones o llaman sistemáticamente a tu casa a horas y días intempestivas para ofrecerte algo.

Decía lo de las cuentas sin alma. Y es que muy pocos cargos públicos (no digo ya los palmeros, los aspirantes a cargo, cuyo uso de las redes da todavía más vergüenza ajena) muestran realmente interés prospectivo, por escuchar, por interactuar más allá de te largo mi rollo. Es lamentable leer los tuits el día que se conocen los datos del paro y ver cómo los aplaudidores y los cargos vinculan el éxito o no a sus amados líderes o lideresas y callan en caso contrario.

En otras ocasiones, en lugar de utilizar las redes como ejemplo de transparencia para que se conozca algo de la agenda, por ejemplo, lo irritante es que, si sigues la sucesión de publicaciones, descubres que son tuits escupidos que, además, impiden la más mínima concentración en ninguna actividad productiva para la sociedad.

Por suerte, algo menos del 5% (calculo yo), sí muestran cierta autonomía y elaboración de tuits más artesanales y menos precocinados; contestan a las preguntas que se les hace; interactúan más allá de la cosa política y comparten lecturas, músicas u opiniones sobre otras cosas y, en definitiva, aplican un sistema de relaciones más parecido al real, que creo que es lo hay que buscar.

Mientras tanto, hasta las Municipales, nos espera un verdadero martilleo. Ah, luego se nota mucho que, cuando no hay votos inmediatos en liza, la cosa se relaja y mucho. Que alguien les diga que ruido y comunicación son como agua y aceite, no mezclan.

(Artículo publicado en Noticias21.es)